El oro quiere y no puede
06.06.2017 19:37
A pesar de que la cotización del oro se ha recuperado, no solo hasta los máximos consecutivos de las dos semanas precedentes coincidentes con la proyección estricta de la directriz bajista de largo plazo, sino también hasta superarlos hasta rozar los 1.270, la zona de resistencia se le ha atragantado al metal que ahora titubea entre la confirmación de un nuevo tramo alcista y el inicio de una fase lateral o de una reacción a la baja.
La consecución de este nuevo máximo relativo en el mes de mayo no está exenta de dudas por tres motivos, dos técnicos y uno fundamental:
En el lado técnico porque el precio no ha conseguido superar la proyección que pudimos establecer para el impulso a principios de mayo, entre los 1.265 y los 1.270 dólares por onza, tan solo ha logrado rozar el umbral más alto de la estimación; y porque el renovado máximo viene acompañado de una clara divergencia bajista en el indicador de fuerza relativa, cuya presencia en el pasado ha sido la antesala de un recorte importante.
Por otra parte la subida no viene avalada por aspectos fundamentales de crecimiento de la demanda de oro físico, de inversión por parte de fondos y similares o de una huida del dinero desde otros mercados bien por transferencia o bien por miedo.
Más bien parece que el tirón sea la consecuencia de un episodio de debilidad del dólar en los mercados de divisas. Al ser el billete verde americano la contrapartida forzosa con el oro y otros metales, un descenso del valor de la moneda de referencia implica que haya que entregar más cantidad de dinero por cada onza de metal dorado y de ahí su apreciación relativa en las pantallas de contratación.

Operar entre lo que parece y lo que es
A pesar de esos argumentos de duda sobre la validez de la subida y su posible continuidad, el caso es que los precios están subiendo en el corto plazo: mínimos ascendentes seguidos por máximos también ascendentes. Y en el corto plazo, especialmente en el corto plazo, importa sobre todo lo que realmente sucede y no lo que pensemos que pueda suceder. La realidad es alcista en el corto plazo y, mientras esa situación esté vigente, no conviene realizar operaciones especulativas en dirección opuesta.
Mientras el precio esté por encima de la directriz acelerada que se obtiene uniendo los mínimos relativos del mes de mayo, las operaciones de especulación deberían estar restringidas a la dirección alcista. El riesgo es relativamente bajo, porque un stop para una posición al alza se podría disponer en la pérdida de los 1.260 dólares (1.258,5 puede ser suficiente filtro) con un objetivo en la zona de los 1.290/1.300 dólares por onza que, en caso de superarse los 1.270 dólares se podrían lograr con suma facilidad y rapidez.
Por el otro lado, si se produce la pérdida de los 1.260 dólares, entonces se puede dar por buena la señal de divergencia bajista presente en el índice de fuerza relativa y poner la vista no solo en los 1.220 dólares por onza, sino también en la referencia de importancia para el medio plazo situada en los 1.190 dólares...
Jorge del Canto
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